Ginebra, 4 de Diciembre (EFE).  -Berna y Washington han llegado a un acuerdo por el cual el fisco estadounidense podrá gravar a partir de ahora las cantidades depositadas en cuentas bancarias helvéticas de las personas con residencia fiscal en Estados Unidos. Así lo afirmó hoy la presidenta suiza, Eveline Widmer-Schlumpf, que anunció ante el Parlamento la ratificación de un acuerdo que permitirá aplicar la FATCA (la ley estadounidense de acatamiento fiscal de las cuentas en el extranjero) en territorio helvético.

La FATCA obliga a los bancos y a las aseguradoras a firmar con las autoridades fiscales de EEUU un acuerdo por el cual se comprometen a comunicar las cuentas de residentes estadounidenses.

Esto se traducirá en que estas entidades deberán pagar a la Hacienda de Estados Unidos un 30 % en concepto de retención en la fuente o no aceptar clientes con residencia estadounidense

El acuerdo mantendrá al margen a las aseguradoras sociales y a los fondos de pensiones, una decisión con el que las partes han querido simplificar en la medida de lo posible unas difíciles negociaciones fiscales que se prolongan desde hace años.

En cuanto a los compromisos previos adquiridos por los bancos suizos con Washington en materia de transmisión de datos sobre las cuentas titularidad de estadounidenses, el Gobierno suizo permitirá a las entidades cerrar un acuerdo bilateral en esta materia.

Ese acuerdo no obligará a los bancos a señalar a aquellos clientes que no quieran colaborar o a cerrar sus cuentas, sino que se creará un sistema de asistencia rápida administrativa para responder a las demandas colectivas relativas a las cuentas no declaradas por parte de supuestos evasores estadounidenses.

El número y el montante de las cuentas de los clientes que no cooperen se transmitirán directamente al fisco estadounidense, en la línea del modelo por el que han apostado ya los cinco grandes Estados de la UE: Alemania, Francia, Italia, España y Reino Unido.

En los últimos años, Washington ha ejercido una fuerte presión sobre Berna para desenmascarar a los estadounidenses que evaden el pago de impuestos a través de bancos suizos.

Acuciada por los problemas financieros, la administración estadounidense hizo del combate a la evasión fiscal uno de sus ejes de actuación, lo que resultó en febrero de 2009 en la decisión histórica de las autoridades helvéticas forzar al banco UBS a facilitar a Estados Unidos los nombres de cientos de clientes.

A efectos prácticos esto supuso el principio del fin del secreto bancario y la toma de medidas similares por parte de otros Gobiernos, como el de Alemania, que amenazan con desmantelar por completo el «paraíso fiscal» del sistema bancario helvético.

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