Miriam Germán pide a fiscales castigar a quienes incurran en actos de corrupción administrativa
TRAS LAS HUELLAS DIGITAL, SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA, 7 DE ENERO 2021- La procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, instó este jueves a los fiscales y jueces castigar a quienes incurren en corrupción administrativa, a propósito de celebrarse hoy el Día del Poder Judicial.
La magistrada sostuvo que, al conmemorarse este día se hace imperativo recordar la figura del patricio Juan Pablo Duarte.
“El manejo pulcro de Duarte planta desde los albores de nuestra vida republicana el rechazo a la práctica de la corrupción administrativa”, sostuvo la máxima representante del Ministerio Público.
“Ahora, nos corresponde a nosotros, jueces y fiscales, seguir su ejemplo y responder a esa aspiración del pueblo dominicano de ver procesados y castigados a todos los responsables de provocar, en muchos casos, un brutal despojo de los bienes de los contribuyentes cuando les ha tocado desempeñar funciones en la administración pública”, agregó.
Mensaje íntegro de la procuradora Miriam Germán en Día Poder Judicial:
En esta fecha se celebra el Día del Poder Judicial. Un poder que es necesario se vea a sí mismo como un instrumento para lograr una vida de respeto y garantía de derechos para todos los ciudadanos.
Al hablar de justicia, de Poder Judicial, no podemos obviar la figura de Juan Pablo Duarte.
Como todo personaje histórico, Duarte no escapa a la polémica, ni a la pretensión de juzgar, con parámetros de la actualidad, las actuaciones realizadas en el tiempo que le tocó.
Se ensalza en la escuela el hecho de que Duarte comprometió sus bienes para la causa libertadora, viéndolo como una expresión de algo casi místico, cuando la visión más acertada es que en ese hecho, revela hasta dónde ese hombre creía en la noble causa de nuestra independencia.
Don Pedro Mir, refiriéndose a Duarte señala, con acierto, el papel que en su formación tuvieron las ideas a cuya influencia fue expuesto en Estados Unidos y, sobre todo, en la agitada Europa de 1830, tomando contacto con el pensamiento de Rousseau, con el constitucionalismo en ciernes; se deslumbró con los fueros de Cataluña y la efervescencia política de la Barcelona de entonces, donde florecía el anarquismo con su por mucho tiempo incomprendida preocupación por la libertad del hombre.
También tuvo cabida en su pensamiento lo que de innovador tenía la Constitución de Cádiz de 1812.
Tiene el mérito de abogar por la supremacía constitucional contenida en el artículo 6 de su proyecto. Duarte no concibió la Constitución como el tan cacareado “pedazo de papel” de La Salle y que repite un expresidente de nuestro país; la pensó como algo dotado de vida y fuerza para ser interiorizado por el pueblo como norma de conducta.
En su proyecto trató Duarte el valor Justicia, pero no agotándolo en la concepción de un servicio público. Va más allá, la mira como algo a integrar en la conducta cotidiana, llegando a ponerla como condición para la felicidad… “Sed justos (…) si queréis ser felices”.
Tiene la visión de abogar por el poder municipal, intuyendo que el municipio como entidad más próxima a lo cotidiano de los ciudadanos y ciudadanas es un espacio para el ejercicio de la democracia.
Ahora tenemos Cortes Internacionales, hablamos de genocidio, de crímenes de lesa humanidad, pero Duarte, que siendo nuestro Padre Fundador cronológicamente se encontraba más cerca de la adolescencia que de la vejez, sentaba en su proyecto la noción de lo imprescriptible de los crímenes de lesa patria.