Trump basa su defensa en la libre expresión sin olvidar el fraude electoral

TRAS LAS HUELLAS DIGITAL, WASHINGTON, 8 DE FEBRERO, 2021. – El expresidente Donald Trump se enfrenta esta semana a su segundo juicio político, acusado de incitar a una insurrección, con una estrategia de defensa basada en la libertad de expresión y la inconstitucionalidad del proceso, pero insistiendo en el fraude electoral que no ha podido demostrar., informaron este lunes medios locales.

De hecho, esa insistencia en que la victoria de su rival demócrata, Joe Biden, se debió a un “fraude generalizado”, fue el motivo por el que tuvo que recomponer todo su equipo legal cuando faltaba poco más de una semana para que comenzara el juicio.

En un principio su equipo de defensa iba a estar encabezado por Butch Bowers y Deborah Barbier, pero Jason Miller, uno de los asesores políticos de Trump, anunció a finales de enero que ambos abandonaban el equipo legal del exmandatario.

El motivo, según fuentes citadas por la cadena CNN, fue la insistencia de Trump de basar parte de su defensa en las denuncias de fraude, un territorio pantanoso con una fina línea roja en la que se corre el riesgo de caer fácilmente en el perjurio.

Finalmente, Bruce Castor y David Schoen, dos juristas acostumbrados a los casos mediáticos, han asumido liderar su defensa sin renunciar a las alusiones al fraude, aunque de momento con muchas precauciones.

En esas precauciones se puede inscribir también la negativa del propio Trump a declarar bajo juramento antes o durante el juicio político, algo que le había requerido formalmente el legislador demócrata Jamie Raskin, jefe de los “fiscales” del proceso.

LOS DEFENSORES

Castor, como fiscal de distrito del condado de Montgomery, llevó el caso del asesino en serie John Eichinger, que fue condenado a tres penas de muerte, y en 2005 se negó a procesar al actor Bill Cosby, acusado de drogar y propasarse con una mujer. Trece años después, Cosby fue procesado y condenado por ese mismo caso.

Por su parte, Schoen estuvo en el equipo de la apelación de Roger Stone, el extravagante estratega republicano, amigo y exasesor de Trump, condenado por mentir y manipulación de testigos en la llamada trama rusa, pero cuya pena fue conmutada por el exgobernante.

Schoen también estaba por encargarse de la defensa de otra figura mucho más controvertida, el multimillonario Jeffrey Epstein, acusado de crear una red para abusar de menores, pero no llegó a hacerlo al suicidarse el magnate en prisión cuando esperaba juicio.