Según Caracol, la guerra de poder en Haití sería lo que habría llevado al crimen de Moise. Entre las pruebas conocidas hay llamadas telefónicas y fotos de reuniones que vinculan al primer ministro con los mercenarios colombianos, dice.
Tras la reunión en Miami, el colombiano Pretel y en especial el haitiano James Solages volvieron a buscar a Jonathan Rivera, quien había estado en la reunión, y quien los llevó hacia su hermano, el capitán retirado del ejército Germán Rivera, y hacia el sargento retirado Duverney Capador.
«Los investigadores documentaron que, entre noviembre y mayo, Solages sostuvo comunicación telefónica constante desde Miami con Capador y los hermanos Rivera. Entre sus contactos telefónicos aparece otro hombre clave en este caso para las autoridades: el abogado y líder político haitiano Phenil Gordon, que, según los investigadores, participó de la consecución de las armas para el comando de mercenarios¨, dice el informativo
Reclutamiento de los asesinos
La empresa CTU habría designado al capitán Germán Rivera y al sargento Duverney Capador para reclutar a los mercenarios y ambos acudieron a sus contactos con tres empresas colombianas reconocidas por haber enviado a militares retirados a prestar servicios de seguridad en Oriente Medio.
Noticias Caracol dijo que se abstiene de revelar los nombres de estas empresas para no entorpecer la investigación en Colombia, pero que su unidad investigativa rastreó los movimientos financieros de una de estas compañías, y encontró movimientos por casi 700 millones de pesos, inusuales para sus negocios normales, durante los dos meses previos al magnicidio.
El informativo agregó:
«Entre Capador, Rivera y estas empresas habrían contactado al menos a 200 militares retirados en Colombia para ofrecerles un trabajo en el Caribe.
En mayo, los reclutadores ya habían logrado armar su escuadrón de 21 retirados entre oficiales, suboficiales y soldados, la mayoría de ellos con entrenamientos de lanceros y fuerzas especiales.