Lluvias torrenciales históricas causan 36 muertos en Japón
Tokio, 20 de agosto, 2014. (EFE).- Un total de 36 personas han muerto y siete permanecen desaparecidas debido a unas históricas lluvias torrenciales que cayeron durante toda la madrugada sobre la ciudad de Hiroshima (oeste de Japón), y que cogieron a las autoridades desprevenidas.
En solamente tres horas cayó el agua equivalente a la que se recoge normalmente en todo un mes de agosto en esta región montañosa en la que se registraron en 24 horas 243 milímetros, lo que causó inundaciones y violentos desplazamientos de tierra.
La Agencia Meteorológica nipona (JMA) declaró la alerta por precipitaciones a las 4.15 horas local (19.15 GMT del martes) una hora más tarde de que los bomberos recibiera los primeros avisos.
Cuando las autoridades empezaron a reaccionar ya se habían registrado varios casos de personas que quedaron enterradas vivas o arrastradas por crecidas de canales y ríos.
El último registro de víctimas elevaba los muertos a 36 y los desaparecidos a siete, por lo que se cree que la cifra de fallecidos podría aumentar en las próximas horas.
Entre las víctimas mortales se encuentra un niño de dos años que quedó enterrado en un flujo de lodo en una zona rural, así como un hombre de 77 años que fue arrastrado por el agua cerca de la ciudad de Hiroshima, donde el río Nenotanigawa (afluente del Ota) ha registrado importantes crecidas.
Un bombero de 53 años que participaba en las operaciones de rescate también falleció, según la cadena estatal de televisión NHK.
Las autoridades locales llegaron a aconsejar la evacuación a unas 65.000 personas de unas 26.000 viviendas de las áreas montañosas más afectadas por las precipitaciones.
Muchos han vuelto a sus casas durante el día, pero unas mil personas tendrá que pasar la noche en 15 refugios instalados en la zona mientras que a última hora del miércoles unas 1.900 viviendas seguían sin agua.
Las dramáticas consecuencias de las lluvias hicieron que el ministro nipón, Shinzo Abe, tuviera que interrumpir sus vacaciones en la prefectura de Yamanashi (centro), donde se encontraba jugando al Golf, para coordinar las operaciones.
De vuelta a su despacho en Tokio, el primer ministro compareció ante los medios de comunicación para anunciar el envío de «centenares de efectivos» de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército) y su participación en las operaciones de rescate.
Aunque en un principio se desplegaron 30 soldados en la zona, la cifra se elevó hasta los 500 efectivos durante el día, a los que sumaron más de 200 agentes de policía de la ciudad de Osaka y de otras provincias cercanas.
Durante toda la jornada, las televisiones japonesas informaron de forma continuada sobre las lluvias mientras mostraban espectaculares imágenes de casas derrumbadas por los desplazamientos de tierra y de barro, coches enterrados en escombros o volcados por las inundaciones, calles anegadas y terrenos agrícolas arrasados.
«El agua corría por la calle delante de mi casa como un río, el sonido era fortísimo. Estaba convencido de que era peligroso y me quedé en mi habitación escuchando las noticias toda la noche», relató un hombre de 75 años a la televisión nipona.
Un evacuado explicó desde uno de los refugios que todo alrededor de su casa «quedó arrasado», por lo que no podrá volver hasta que «se limpien y recuperen las carreteras».
El alto e inusual nivel de víctimas y de daños materiales estuvieron causados por la intensidad de las precipitaciones combinada con la orografía y el tipo de terreno blando de esta región, así como a la ubicación de muchas casas en las faldas de las montañas.
La ciudad de Hiroshima ya sufrió en 1999 el efecto de unas lluvias torrenciales parecidas, que en aquella ocasión ocasionaron la muerte de 20 personas.
Desde entonces, se han producido continuos llamamientos para que se declare la zona como de «riesgo especial» algo que no ha llegado a suceder y que podría haber ayudado a que se activara a la alerta de evacuación más rápido. EFE
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