Opinión: Nadia Andujar
Por: Nadia Andujar
En la vida se cierran ciclos, y luego de los resultados del escrutinio de este pasado 5 de julio, vimos el fin o casi fin de algunas organizaciones políticas, el resurgir de nuevas y como los partidos minoritarios se hicieron sentir, vimos como las alianzas pusieron y quitaron monarcas congresuales que nunca soñaron con tener que ceder la corana, vimos como te pongo y como te quito, como partidos históricamente avasallantes terminaron perdiendo su esplendor, definitivamente que sí, es el cierre de un ciclo, el fin de los partidos tradicionales y liderazgos caudillistas perpetuados en las posiciones institucionales y en las electivas.
De manera muy personal pienso que el sistema de partidos políticos tradicionales colapso, se embriagaron de sus liderazgos, no renovaron sus estructuras, no entendieron que las épocas y por ende las sociedades cambiaron, que los Millennials decidieron, que como dicen ellos “ NO COGEMOS ESA” o “ NO ME DES CON LA DE MITO”; no entendieron que no era que no les interesaba la política, sino que, no creían en los políticos panzones llenos de corrupción, con dinero a borbotones sin poder justificar esa ¨bendición¨ económica que les llegaba de repente con el poder.
Los partidos tradicionales y sus prehistóricas cúpulas, no creyeron en la tecnología, en el snapchat; que ya casi no se escucha música en FM, que descargas una aplicación al Smartphone y listo, no entendieron que los jóvenes no leen el periódico tradicional sino el tweet, que siguen tendencias, que hay que hablarles en su mismo lenguaje y que no son adaptables, todo lo contrario, hay que adaptarse a ellos, entenderlos, saber interpretarlos y sobre todo aceptarlos.
A todo lo dicho hay que sumarle el hastío de una clase media oprimida, que cada vez ven la necesidad de reinventarse para obtener ingresos extras que les permita mantener el nivel social y a la economía al mismo tiempo, pues son ellos en su mayoría quienes emprenden los negocios de la pequeña y mediana empresa, pero que el anticipo y la burocracia sumado a la persecución del fisco gubernamental, los empobrece, los limita, les incrementa el trabajo, el esfuerzo debe ser mayor pero los beneficios cada vez son menores.
Los tiempos cambiaron, la política cambió, el país cambió y su gente cambió y quiso cambio, y por ello votaron por un cambio; y que sepan bien aquellos que inician este ciclo que estarán siempre al filo de la navaja, con esa masa revolucionaria expectante y vigilante, para aprobarles y ratificarles o bien cuestionarles y desaprobarles.
En este ciclo de cambio, esperemos tiempos mejores, que realmente exista la voluntad de hacer las cosas bien, que sea primero el país, su gente, y su bienestar antes de los intereses individuales, esperemos que se inicien las grandes reformas de cambio que necesitamos, y que el ¨cambio sea bueno¨.
Nadia Andujar
Periodista y política