Mauricio y Alberto, el club de los 60 que puja por el poder en Argentina

TRAS LAS HUELLAS DIGITAL, BUENOS AIRES, 22 de octubre , 2019. – Un ingeniero y un abogado son los principales aspirantes a presidir Argentina. Mauricio Macri, de 60 años y actual jefe de Estado, y el peronista Alberto Fernández, de la misma edad, pujan contrarreloj en un ring del poder cuyo ganador tendrá en su mano el destino de un país que transita crisis tras crisis.

Salvo haber nacido en 1959 -Macri el 8 de febrero en la localidad bonaerense de Tandil y Fernández el 2 de abril en la capital- poco o nada tienen en común los dos jugadores más destacados del tablero electoral, que se medirán en las urnas el próximo domingo con el segundo como claro favorito, según las encuestas.

Hijo de un emigrante italiano y de una argentina de origen español, el actual presidente, mayor de seis hermanos, cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Cardenal Newman -uno de los más selectos centros privados del país- y se tituló como ingeniero civil por la Universidad Católica Argentina.

Su juventud estuvo marcada por las idas y vueltas en la relación con su padre, Franco Macri, uno de los empresarios más poderosos de Argentina, quien desde temprano quiso introducir a su primogénito en los entresijos corporativos y hacer de él un ejecutivo de éxito en sus influyentes compañías.

Y lo consiguió, pero no sin sobresaltos. Durante años, Mauricio se puso al frente de diversas sociedades y en 1991, con 32 años, fue secuestrado durante dos semanas, hasta que su padre negoció con los captores y fue liberado tras pagar un rescate de 6 millones de dólares.

Fernández, por su parte, nació de la relación entre Celia Pérez -hermana del fotógrafo personal del expresidente Juan Domingo Perón- y su primer esposo, aunque siempre ha considerado su verdadero padre al segundo, el juez Carlos Pelagio Galíndez, hijo de un senador provincial de la Unión Cívica Radical, histórico partido adversario del peronismo.

Cursó la primaria en dos centros diferentes e hizo la secundaria en el colegio público Mariano Moreno, donde dio sus primeros pasos en la política como delegado de la Unión de Estudiantes Secundarios, de tendencia peronista.