Alianza cada vez más estrecha entre China y Rusia inquieta a Occidente
TRAS LAS HUELLAS DIGITAL, PARÍS, 30 DE MAYO, 2022.- Bombarderos rusos y chinos que se acercan en forma amenazante al mar de Japón; declaraciones de “amistad eterna” entre Pekín y Moscú; multiplicación de acuerdos comerciales y energéticos… los temores de Europa y Estados Unidos de ver reforzarse los lazos entre Rusia y China parecen concretarse. Pero, si bien Moscú toma cada vez más distancias con el bloque occidental, un eventual pacto formal con su poderoso vecino no es para nada seguro.
De visita oficial en Tokio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fustigó a comienzos de mayo el “inquietante pacto” que Rusia habría sellado con China, traduciendo así la preocupación de europeos y estadounidenses ante la amenaza de ese eje sino-ruso. Semejante acercamiento pone en peligro la hegemonía occidental en la escena internacional y atenúa seriamente los efectos de las sanciones impuestas a Moscú tras la invasión de Ucrania. Pero, ¿se trata realmente de un pacto formal o de una alianza?
El 4 de febrero de 2022, 20 días antes de la invasión rusa a Ucrania, el “nido de pájaro” –el estadio nacional de Pekín– recibía la suntuosa ceremonia de apertura de los 24° Juegos Olímpicos de Invierno. Sin embargo, “el acontecimiento más importante de la jornada no era ese”, subraya Antoine Bondaz, experto de la Fundación por la Investigación Estratégica.
Un poco más temprano, ese día, China y Rusia publicaron una declaración común para denunciar la influencia norteamericana y el papel de las alianzas militares occidentales, la OTAN y Aukus (entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos), en Europa como en Asia, juzgándolas “desestabilizadoras”. Ambos vecinos manifestaban una “visión común”, relaciones de una calidad “sin precedentes” e incluso una amistad “sin límites”, que no cesaron de estrecharse después del inicio de la guerra en Ucrania.
Pero nunca hubo pacto o alianza, tampoco hubo “cambio mayor” en las relaciones, sino más bien “el refuerzo de un acercamiento estratégico que data de hace ya varios años”, advierte Bondaz. A mediados de 1990, en efecto, unos primeros acuerdos fueron establecidos entre Moscú y Pekín en el terreno de la energía, que marcaron el fin del congelamiento que mantuvieron ambos vecinos durante la Guerra Fría.
En 2001, firmaron un tratado de amistad que confirmó las nuevas relaciones y, sobre todo, resolvió los diferendos de fronteras comunes que se extienden varios miles de kilómetros. Ese acercamiento se reforzó en la década de 2010, cuando Rusia se aproximó lógicamente a China después de la primera ola de sanciones occidentales tras la invasión de Crimea. Y ambos países continuaron después firmando acuerdos estratégicos en el terreno económico, reforzados el 4 de febrero último con contratos petroleros y gasíferos.