TRAS LAS HUELLAS DIGITAL, SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA, 5 de abril 2018-. Ante 340 representantes de comunidades mineras de 27 provincias del país, el ministro de Energía y Minas consideró que la minería puede ser un arma de lucha contra la pobreza.

Esto, si se desarrolla de manera sostenible, desde el punto de vista social, ambiental y económico.

Antonio Isa Conde planteó que un paso importante en ese sentido es corregir el malgasto histórico de recursos proveniente de la minería, riquezas que en el pasado se diluían dejando a las comunidades mineras con las manos vacías.

Futuro de la gente y para la gente
“¿Cuál es la minería por la cual nosotros debemos aspirar y por la cual debemos luchar? La sostenible, la responsable. Pero para mí sostenibilidad no es solo medioambiental, sino social y económica”, manifestó el funcionario.

Destacó que “nosotros vamos a defender la sostenibilidad social, económica y medioambiental. Y lo vamos a hacer bien, pero sin clichés, sin ideas preconcebidas, sin prejuicios, pensando en el futuro de la gente y para la gente”.

Marco legal
En un diálogo convocado por la organización Convergencia Social Comunitaria, con 19 años fundada, Isa Conde declaró necesaria la actualización del marco legal de la minería, que tiene casi 47 años vigente.

Destacó en ese sentido que el Ministerio ha enviado recientemente un borrador de anteproyecto al Poder Ejecutivo para su estudio y envío al Congreso Nacional, en el que contempla incrementar los ingresos que recibe el Estado de las explotaciones a un mínimo de 40% de los beneficios.

Desarrollo sostenible
Otras legislaciones que consideró vitales para el desarrollo sostenible del sector minero son la Ley de Ordenamiento Territorial, que cursa en el Congreso y definirá dónde es posible realizar explotaciones mineras y dónde no.

Asimismo, una de uso y destino de los fondos mineros, para que se empleen en proyectos de desarrollo de las comunidades donde están los yacimientos.

Antonio Isa Conde respondió preguntas de los líderes comunitarios durante más de una hora, en un salón de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, en Santo Domingo.