Concluye motín carcelario que duró cuatro días en ciudad del sur de Brasil

TRAS LAS HUELLAS DIGITAL, RÍO DE JANEIRO, 05 de julio, 2018. -Los cerca de 180 presos que estaban rebelados desde el domingo en la Casa de Custodia de Curitiba, la capital del sureño estado brasileño de Paraná, liberaron hoy al último agente penitenciario que tenían como rehén y pusieron fin a un motín que se extendió por cerca de cuatro días.

El último de los cinco guardias carcelarios que llegó a estar en poder de los amotinados fue liberado hacia las 8.00 hora local (11.00 GMT) de este jueves, tras lo cual los presos se concentraron en el patio del centro carcelario para dejar clara su rendición luego de 86 horas de rebelión, según la Secretaría de Seguridad Pública y Administración Penitenciaria del estado de Paraná.

Un primer guardia había sido liberado el domingo, poco después del comienzo de la rebelión, para que pudiera ser atendido por los médicos debido a que sufrió algunas heridas, y los otros tres quedaron en libertad en la tarde del miércoles, cuando los presos y la administración penitenciaria comenzaron a acercarse a un acuerdo.

La Secretaría de Seguridad informó que retomó el control del centro carcelario tras el ingreso al mismo de agentes del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) de la Policía, que contabilizaron el número de presos y verificaron que ninguno estuviera herido antes de custodiarlos hasta sus respectivas celdas.

La principal reivindicación de los amotinados era que la administración penitenciaria se abstuviera de transferir a miembros de organizaciones criminales a presidios en los que son mayoritarios los miembros de sus grupos rivales para garantizarles la vida.

De acuerdo con familiares de los presos, los rebelados habían sido informados de que algunos serían transferidos a cárceles controladas por bandas rivales.

El Departamento Penitenciario de Paraná afirmó que ya viene separando a los presos de organizaciones criminales rivales para evitar enfrentamientos en los centros carcelarios y garantizó que mantendrá esa política.

Según el organismo, su decisión de impedir que en un mismo presidio se junten miembros de bandas rivales ha evitado que en este estado del sur de Brasil se repitan las rebeliones sangrientas que han sido comunes en los últimos meses en otras regiones.

Brasil vivió una de sus peores crisis carcelarias a comienzos de 2017 después de que en varias prisiones de los estados de Amazonas, Roraima y Río Grande do Norte se registraran enfrentamientos entre reos de distintos grupos criminales, que dejaron unos 150 muertos.

La rebelión en Paraná se limitó a los presos del primer pabellón de la Casa de Custodia debido a que la guardia impidió que el motín se extendiese a los otros dos pabellones de este centro carcelario, una unidad de máxima seguridad inaugurada en 2002 y que cuenta con 600 presos pese a su capacidad para 500 internos.

El sistema penitenciario brasileño es considerado por algunas organizaciones internacionales como uno de los “peores” y “más inhumanos” del mundo debido a los altos índices de hacinamiento y las pésimas condiciones en la que están se encuentran los internos.

 

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