Hipólito Mejía propone medidas para desarrollar el campo

TRAS LAS HUELLAS DIGITAL, SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA, 15 de mayo, 2019.   –El ex presidente Hipólito Mejía propone un plan de reforma en la agropecuaria para que el país sea autosuficiente y deje de importar alimentos que está en capacidad de producir, lo cual es una fuente de corrupción

Propuso créditos blandos, aumento de la producción y la productividad, empleo de tecnología de última generación, controles efectivos contra las plagas, mayor inversión y atención a la investigación.

Mejía también señaló la importancia del uso de semillas de calidad.

Aseguró que con el uso de las tecnologías actuales se puede aumentar la productividad en las áreas agrícola y pecuaria.

Abogó por la autosuficiencia en la producción de leche.

En un discurso pronunciado en el Instituto Politécnico Loyola, con motivo del día del agricultor, el ex presidente Mejía criticó acremente el descuido y la falta de asistencia a la agropecuaria, a fin de que sea preciso aumentar la importación de alimentos y engrosar las fortunas de funcionarios gubernamentales corruptos.

Sostuvo el ex presidente Mejía que nuestro país tiene ventajas competitivas para volver colocar excedentes agropecuarios, como lo hizo en el pasado en rubros tales como los guineos y las habichuelas.

Consideró como escandaloso que el país se haya convertido de exportador en importador de habichuelas negras y destacó que solo en el renglón del arroz el país es autosuficiente y en ocasiones tiene excedentes en la producción arrocera.

Señaló que eso es posible porque las semillas, siembra, abono, cosecha, nivelación de suelos, créditos y empleo de las mejores técnicas dan los frutos esperados cuando se cumplen las reglas del cultivo de cada rubro.   

Discurso integro de Hipolito Mejia.

Muy buenos días amigos productores agropecuarios

 

Hoy, 15 de mayo, en nuestro país celebramos el día del agricultor. Mis felicitaciones a todos esos hombres y mujeres cuyo amor al campo y laboriosidad a toda prueba hacen que la agricultura sea, hoy por hoy, una de las actividades económicas más importantes de la nación.

 

Para celebrar este día he querido hacerlo con una reflexión sobre los grandes desafíos que enfrentan nuestros productores en esta época de globalización y cambio climático.

 

También, he querido hablarles desde este lugar, el Instituto Politécnico Loyola, como un reconocimiento a los grandes aportes que ha hecho esta institución a la formación de recursos humanos y conocimientos técnicos a favor de la agricultura y la juventud dominicana.

 

Por ello, reciba señor Rector, Padre José Rafael Núñez, la expresión de nuestra gratitud, hacia esta institución.

 

Aquí se forjó el carácter que ha acompañado mi ejercicio profesional de agrónomo y de hombre público. La visión y el compromiso con que he desempeñado las responsabilidades que me ha tocado asumir, tanto en el ámbito público como privado, son el resultado de la rigurosa formación técnica y moral recibida en este lugar.

 

Justamente, fruto de esa formación y compromiso, hoy, día del agricultor, sentimos el deber de plantear estas reflexiones, que buscan responder muchas inquietudes de nuestros productores del campo sobre las dificultades y desafíos que enfrenta el sector agropecuario.

En las frecuentes conversaciones que sostenemos con agricultores y empresarios agrícolas de todo el país, estos se quejan de la falta de rentabilidad de la agricultura, que pierden dinero y que están quebrados.

 

Que los costos de los fertilizantes, plaguicidas, combustibles e insumos en general son demasiado elevados.

 

Que las cosechas se pierden por falta de apoyo para su comercialización.

 

Que la competencia desleal, fruto de las importaciones irresponsables quiebra a los productores locales

 

Que la infraestructura rural ha sido penosamente descuidada, los caminos vecinales están inservibles y la mayoría de canales de irrigación se encuentran en estado deplorable por la falta de mantenimiento.

 

Que los servicios básicos como agua potable, electricidad, salud y vivienda en el medio rural son muy deficientes.

 

Que los robos en el campo están a la orden del día, por eso dicen que “es mejor no producir, porque se lo roban todo y el gobierno no hace nada por impedirlo”. 

 

¡Ya no aguantamos más! es el grito generalizado del hombre del campo.

 

Por todo ello, nosotros afirmamos, que en la materia agricultura, los gobiernos del PLD se quemaron en el examen.

 

Ese desaliento que expresan nuestros agricultores, más la poca atención que recibe el campo dominicano, no se corresponde con la importancia y el significado de la agricultura para el desarrollo presente y futuro de nuestra nación

Para garantizar la seguridad alimentaria, la eliminación de la pobreza y el desarrollo económico incluyente y sostenible de la República Dominicana, el apoyo y la atención a la agricultura son indispensables 

 

El progreso económico incluyente de un pueblo se logra cuando todos sus recursos humanos están desarrollados emocional, mental y físicamente. 

 

Empecemos por analizar el tema de la seguridad alimentaria ya que la alimentación es uno de los derechos fundamentales de las personas. Por lo tanto, es responsabilidad del Estado garantizar la buena alimentación de sus habitantes.

 

Aunque la seguridad alimentaria depende de múltiples factores, entre ellos los precios y los ingresos, si se ha encontrado una fuerte correlación entre la capacidad productiva local y la buena nutrición de una sociedad, sobre todo en la población rural que tiene una alta dependencia del autoconsumo

 

La FAO estima que 10.4% de la población del país está subalimentada, esto equivale a un millón 100 mil personas desnutridas.

 

Un estudio reciente realizado por investigadores de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra situó en apenas un 60% el nivel de autosuficiencia alimentaria del país.

 

La encuesta Latinobarómetro del 2018 encontró que un 36% de los dominicanos dice no tener acceso a suficiente alimentos.

 

Contrario a lo que las autoridades agropecuarias proclaman, una parte significativa de los alimentos que consume el país se importa.

 

Aun aquellos bienes alimenticios producidos localmente tienen un alto componente de insumos importados. En el caso de la agricultura gran parte de las semillas, los pesticidas, los herbicidas, las maquinarias, los fertilizantes y nutrientes para plantas son importados.

 

Con respecto a la producción pecuaria, gran parte del maíz, la soya y suplementos para las formulas alimenticias, así como los productos veterinarios para la crianza de ganado, cerdo, pollo y huevo, son importados  

 

De acuerdo con las estadísticas de la Dirección General de Aduana durante el año 2017 se importaron bienes alimenticios y materia prima de origen agropecuario por un valor de 3 mil 76 millones de dólares.

 

Gran parte de la leche y derivados lácteos consumidos en el país son importados. El valor de las importaciones de este renglón en el 2018 fue de 287 millones de dólares.

 

Cada año, lejos de reducirse la importación de leche, lo que se observa es un acelerado aumento del volumen de leche importada, en detrimento de la producción nacional

 

Las importaciones de leche y de quesos, en 2018 alcanzaron cifras records: 40 millones de litros de leche líquida  y 36 mil toneladas de leche en polvo, así como más de 36 millones de libras de quesos, montos que duplican lo importado en el año 2018.

 

En ese mismo año, las importaciones de productos cárnicos y de pesca ascendieron a 391 millones de dólares.

Casi todos los granos para alimento de ganado, cerdos, pollos y gallinas ponedoras son importados; así como también el aceite comestible.

 

La mayoría de habichuela que consumimos se trae de fuera, llegando a importarse 900 mil quintales en el 2015, equivalente a un 75% del consumo nacional de este alimento.

 

Lo que ha pasado en el país con la producción de habichuelas es una muestra palpable del retroceso por el que atraviesa nuestra agricultura, debido a la falta de continuidad de los programas de inversión y desarrollo.

 

Al final de la década de los años setentas e inicio de los ochentas se establecieron en el valle de San Juan de la Maguana varios programas de desarrollo tecnológico, que incluían una estación experimental, un programa de selección y multiplicación de semillas de habichuela con productores escogidos, una planta de procesamiento, y un almacén refrigerado de semillas.

 

Con la llegada de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana todos esos programas han ido desapareciendo. Eso es lo que explica  que la República Dominicana pasase de ser un importante exportador de frijol negro, a ser hoy importador de más del 75% de la habichuela que se consume.

 

Esto ha conllevado a la reducción del consumo per cápita de este alimento básico, teniendo un serio efecto en la calidad nutricional de nuestra población.

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